La chiqui es una diva!

Los otros días tuve el agrado de ver “El amor nunca muere” y contrario a lo que puedan suponer con ese título no hay vampiros inmortales enamorados, acá los amores son melodramáticos y por ende mueren…

Un film en episodios, dos de ellos dirigidos por Amadori (y si no agrego ya mismo en este post la siguiente oración: el mismo director del film “Que dios se lo pague” entre otros… mi abuela cinéfila y pacifista me golpearía mucho. Supongo que sería el equivalente de 1955 a Cukor con sus mujeres… hacer un film con: Zuli Moreno, Mirtha Legrand y Tita Merelo.

Es mas ya que vamos a buscarles equivalentes “extranjeros” aquí tienen los que mi imaginación cinéfila les buscaba a las señoras que protagonizan esto:

Zuli moreno por ser la “esposa” de Amadori… es como la Ingrid Bergman de esto. (bastante corpulenta, alta con porte y cara redonda, parece una lady pero siempre esta media enloquecida…)
Mirtha Legrand casada con un productor reconocido de estos lares y su estilo de papeles un tanto rosa la convierten en la Norma Shearer local.
Y finalmente esta Tita, ¡¡ ¿que puedo decir de tita!!?… con el papel que tiene acá y en general, ella es como la Anna Magnani local: gritona, con carácter fuerte, bastante rea y madre enloquecida dispuesta a todo…

¡Cuanto Glam habia para tirar al techo para este film! (Jamás en la vida nadie me dijo que Alfredo Alcon de joven y con frac se veía así… tan apetecible a los ojos) Lo cierto es que lo primero que me capturó la atención fue el vestido de la chiqui en su episodio sobre el cinematógrafo (a mi parecer el mejor de los tres) y como este era casi el mismo diseño que el de Gigi en el film de Vicente Minnelli saben… tengo memoria casi fotográfica: las aves en los costados del escote son inconfundibles, y por supuesto conozco la anécdota de cómo Cecil Beaton que diseñó los trajes de ese film se animó a colocarle “golondrinas” al escote de Caron… pero imagínense mi sorpresa cuando comparé fechas y el film de Amadori es de 1955 mientras que el otro es de 1958…en fin supongo que 1896 -año mas año menos- era bastante común usar aves en los escotes… Y sin embargo allí estaba pensando en los pájaros de la chiqui y el cotorreo al respecto de esta señora hoy por hoy… ¿y que quieren que les diga?...

Yo creo que la chiqui es una diva, es mas está recorriendo el mismo camino de esas divas de antes: luego de una gloriosa carrera cinematográfica, se vio confinada al espacio televisivo…(inserte adjetivo que se quiera para caracterizar a la TV local). Primero supongo que hay que aprender a convivir con el cambio: no importa cuanto lo pretendamos, la tv no es cine… ¿no? La vida de Mirtha es casi digna de una trama viscontiana sobre la decadencia de una época y el confrontación con los valores contemporáneos de las generaciones jóvenes, ella es como Burt Lancaster en “Grupo de familia” (había pensado en “El gatopardo” mas pero bue creo que grupo de familia se ajusta mejor) y saben ¡debe ser un horror!: si yo, que tengo 25 años veo cada cosa a mi alrededor y a mis 25 me encuentro despotricando contra las nuevas formas y cierta juventud como si fuera una anciana (lo cual me saca soberanamente que la contemporaneidad me haga sentir una anciana de 25 años) porque antes… antes por lo menos teníamos que esperar 30 años mínimo para que algo de una generación mas jóven nos molestara y arrancáramos con el “discurso melancólico”… ¿pero ahora? Seamos honestos: hay días que prendo la TV y no puedo creer que nos condenen a tener la televisión que tenemos, veo los últimos estrenos de cine y pienso ¿me están tomando por estúpida, nos están tomando por idiotas? ¿Remake de Freddy Kruger? ¿Nominaciones al oscar para 127 horas y The social Network? ¿WTF?

Entonces esta Mirta, figura que recibe y da palos a cuatro manos… Palos que evidentemente no comparto ni de ida ni de vuelta. Y entonces pienso que la única diva que salió bastante ilesa de todo – desde el paso del mudo al sonoro, y del sonoro a la posteridad- fue Greta Garbo. Y eso es sobre todo, porque ella supo cuando retirarse, y nos evitó las penurias de tener que verla decaer y quedar demodé frente a las nuevas formas… nunca llegamos a ver una Garbo decadente, hablando sandeces, ni a los medios, ni a ella misma destruir la imagen que supo conseguir. Y ni hablemos de los negocios inmobiliarios que esta “diva” obtuvo (era dueña de gran part e de Beverly Hills) y que hicieron posible su mejor y mas elocuente frase: “I just want to be alone” hundiendose en ese halo de misterio reservado solamente para las mejores historias del cine.

Pero cerremos con lo mejor de este post que es el episodio de Amadori en El amor nunca muere: es la quinta esencia de “la magia del cine”, el cine que refiere al cine, pero que mas que referir lo ubica en un pedestal: se dedica a esas primeras décadas en donde, de verdad, la naturaleza del cinematógrafo estaba mas próxima a la magia que a la industria, un episodio para ridiculizar a las clases altas, -como se debe hacer si se habla de un espectáculo “popular”- y que a su vez encierra una trama de esas que nos gustan comernos a las chicas: amores imposibles que por suerte solo quedan reservadas a la ilusión cinematográfica y eso, esa artificialidad que termina en un marco casi digno del “neorrealismo Desica” de las primeras épocas: con la pareja protagonista desprovista de “sus disfraces” de ricos, ahora están del lado del pueblo, el de “marinero” ella de “vendedora” caminando hacia el horizonte, un futuro incierto, esta amaneciendo en la ciudad, la cámara encuadra el cielo. La música asciende. El final es perfecto: la cámara encuadra un póster que enuncia las gracias del cinematógrafo mientras la pareja de actores con sus disfraces de personajes se alejan de la escena... El mecanismo ha obrado su magia sobre nosotros.